El papel de la microbiota en la aparición y la terapia de la enfermedad celíaca
La importancia de la microbiota intestinal y el papel de los probióticos está bien documentado en algunos escenarios y condiciones clínicas, como en la diarrea asociada a antibióticos o en el síndrome del intestino irritable. Sin embargo, en la actualidad hay pocos estudios sobre la relación entre la enfermedad celíaca y la microbiota. Este artículo busca resumir el estado actual en función de los conocimientos en esta área específica.
El hombre no es un ser vivo individual, sino que vive en comunidad con billones de bacterias y otros microorganismos. Las zonas más densamente pobladas del tracto gastrointestinal cuentan con aproximadamente 100 billones (10^14) de microorganismos, que en su totalidad se denominan microbiota intestinal (también conocida como flora intestinal). La cantidad de células microbianas del intestino es diez veces mayor que la cantidad de células del organismo humano y puesto que Está disponen de 150 veces más genes que el cuerpo humano, tienen una actividad metabólica enorme. Sus metabolitos y mensajeros químicos están muy estrechamente relacionados con las células del organismo, tanto dentro como fuera del tracto gastrointestinal. Respaldan funciones digestivas, ayudan en la defensa frente a microorganismos patógenos y contribuyen al desarrollo y la conservación del sistema inmunitario y la barrera intestinal. La barrera intestinal es un sistema complejo, que separa la luz intestinal del interior del cuerpo, y que está compuesta por los siguientes elementos:
La microbiota intestinal está implicada en los procesos metabólicos y puede modular la función de barrera. Para que la barrera intestinal funcione correctamente, es importante que además de una microbiota equilibrada, también esté regulado el pasaje paracelular a través de las uniones estrechas.
Gracias al uso de métodos de análisis de biología molecular, los científicos han realizado grandes avances en la investigación de la microbiota en los últimos años. Los 1000 tipos de bacterias existentes en el intestino pueden clasificarse en un total de seis subgrupos distintos. Casi el 90% de las bacterias del intestino pertenecen a los grupos de los firmicutes y los bacteroidetes, y el resto se reparte entre las actinobacterias, las proteobacterias, los verrucomicrobios y las fusobacterias. La parte de los microorganismos que existen en cualquier intestino humano, se conoce como microbioma núcleo. Asimismo, todos los hombres cuentan con una parte variable, constituida por su propia microbiota. En la composición y la actividad de la microbiota influyen, entre otros aspectos, el tipo de nacimiento (vaginal o por cesárea), los genes, la edad y el estilo de vida. También hay que tener en cuenta la toma de medicamentos (como los antibióticos) y la alimentación, ya que la cantidad y el tipo de fibra vegetal y la cantidad de alimentos fermentados de la dieta, juegan un papel importante.
Estudios recientes confirman que la composición de la microbiota tiene un papel importante para el mantenimiento de la salud, puesto que los distintos tipos de bacterias pueden tener efectos tanto protectores como dañinos. Por ejemplo, determinadas bacterias patógenas pueden provocar procesos inflamatorios locales, debilitar la barrera intestinal y aumentar la porosidad, también para el gluten.
- Mecánicos: células epiteliales con uniones estrechas y mucosidad
- Humorales: defensina, inmunoglobulina y citocina
- Células inmunitarias: células inmunitarias específicas y no específicas
- Células musculares
- Células nerviosas
La microbiota intestinal está implicada en los procesos metabólicos y puede modular la función de barrera. Para que la barrera intestinal funcione correctamente, es importante que además de una microbiota equilibrada, también esté regulado el pasaje paracelular a través de las uniones estrechas.
Gracias al uso de métodos de análisis de biología molecular, los científicos han realizado grandes avances en la investigación de la microbiota en los últimos años. Los 1000 tipos de bacterias existentes en el intestino pueden clasificarse en un total de seis subgrupos distintos. Casi el 90% de las bacterias del intestino pertenecen a los grupos de los firmicutes y los bacteroidetes, y el resto se reparte entre las actinobacterias, las proteobacterias, los verrucomicrobios y las fusobacterias. La parte de los microorganismos que existen en cualquier intestino humano, se conoce como microbioma núcleo. Asimismo, todos los hombres cuentan con una parte variable, constituida por su propia microbiota. En la composición y la actividad de la microbiota influyen, entre otros aspectos, el tipo de nacimiento (vaginal o por cesárea), los genes, la edad y el estilo de vida. También hay que tener en cuenta la toma de medicamentos (como los antibióticos) y la alimentación, ya que la cantidad y el tipo de fibra vegetal y la cantidad de alimentos fermentados de la dieta, juegan un papel importante.
Estudios recientes confirman que la composición de la microbiota tiene un papel importante para el mantenimiento de la salud, puesto que los distintos tipos de bacterias pueden tener efectos tanto protectores como dañinos. Por ejemplo, determinadas bacterias patógenas pueden provocar procesos inflamatorios locales, debilitar la barrera intestinal y aumentar la porosidad, también para el gluten.
Enfermedad celíaca y microbiota
Como sabemos, el gluten no se asimila por completo debido a la falta de peptidasas en el intestino humano y como consecuencia, los péptidos del gluten se absorben a través de la mucosa del intestino delgado. Cada vez son más los indicios que señalan que una permeabilidad intestinal modificada a través de una mayor porosidad de las uniones estrechas representa un factor importante en la aparición de la enfermedad celíaca. Como consecuencia, los oligopéptidos restantes llegan con mayor facilidad a la lámina propia y pueden provocar los procesos inflamatorios típicos de la enfermedad celíaca.
Aún no se ha determinado si la alteración de la barrera intestinal es la principal causa o la consecuencia de la enfermedad celíaca. Sin embargo, se ha podido demostrar en pacientes celíacos que la gliadina es un fuerte estímulo para la liberación de zonulina, y que esta proteína es la responsable de aumentar la permeabilidad del intestino, favoreciendo la absorción de macromoléculas a través de las uniones estrechas.
Por otro lado, hay indicios de que las variaciones de la microbiota intestinal pueden comportar una mayor permeabilidad del intestino, por lo que estos microorganismos podrían estar implicados en la aparición de la enfermedad celíaca y otras enfermedades alérgicas.
No obstante, hasta la fecha existen muy pocos estudios sobre el papel de la microbiota en la patofisiología de la enfermedad celíaca. Se presume que las bacterias Gram negativas podrían estar implicadas en la pérdida de la tolerancia al gluten en los pacientes con predisposición genética. Estudios comparativos entre niños con enfermedad celíaca y grupos de control sanos han revelado que el primer grupo presentaba una cantidad reducida de lactobacilos y bifidobacterias. No obstante, no está claro si la microbiota modificada es causa o consecuencia de la enfermedad celíaca en los sujetos afectados. En las biopsias del duodeno se detectó que los niños sin tratamiento para la enfermedad celíaca, presentaban cepas bacterianas Gram negativas con más frecuencia que los niños tratados y los grupos de control sanos, lo que apunta a la variación de la microbiota como consecuencia de esta enfermedad en vez de como causa.
Aún no se ha determinado si la alteración de la barrera intestinal es la principal causa o la consecuencia de la enfermedad celíaca. Sin embargo, se ha podido demostrar en pacientes celíacos que la gliadina es un fuerte estímulo para la liberación de zonulina, y que esta proteína es la responsable de aumentar la permeabilidad del intestino, favoreciendo la absorción de macromoléculas a través de las uniones estrechas.
Por otro lado, hay indicios de que las variaciones de la microbiota intestinal pueden comportar una mayor permeabilidad del intestino, por lo que estos microorganismos podrían estar implicados en la aparición de la enfermedad celíaca y otras enfermedades alérgicas.
No obstante, hasta la fecha existen muy pocos estudios sobre el papel de la microbiota en la patofisiología de la enfermedad celíaca. Se presume que las bacterias Gram negativas podrían estar implicadas en la pérdida de la tolerancia al gluten en los pacientes con predisposición genética. Estudios comparativos entre niños con enfermedad celíaca y grupos de control sanos han revelado que el primer grupo presentaba una cantidad reducida de lactobacilos y bifidobacterias. No obstante, no está claro si la microbiota modificada es causa o consecuencia de la enfermedad celíaca en los sujetos afectados. En las biopsias del duodeno se detectó que los niños sin tratamiento para la enfermedad celíaca, presentaban cepas bacterianas Gram negativas con más frecuencia que los niños tratados y los grupos de control sanos, lo que apunta a la variación de la microbiota como consecuencia de esta enfermedad en vez de como causa.
Enfermedad celíaca y probióticos
Actualmente, la única terapia existente para los pacientes celíacos es una dieta sin gluten (GFD) estricta durante toda la vida, en la cual también deben evitarse las trazas de esta proteína. Para muchos de los afectados es especialmente difícil seguir esta dieta a largo plazo, sobre todo si no va acompañada de un asesoramiento nutricional por un experto. A pesar de las molestias y el riesgo de complicaciones y efectos secundarios (como tumores malignos o celiaquía refractaria), entre el 30% y el 50% de los afectados no siguen la dieta sin gluten adecuadamente. Los siguientes estudios demuestran que el empleo de probióticos puede representar un complemento muy prometedor cuando se sospecha que no se está llevando bien la dieta sin gluten:
* PBMC: del inglés, Peripheral Blood Mononuclear Cell
** UFC: unidades formadoras de colonias
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* PBMC: del inglés, Peripheral Blood Mononuclear Cell
** UFC: unidades formadoras de colonias
INFO Non Celiac Gluten Sensitivity (NCGS)
Con sensibilidad al gluten (Sensibilidad al Gluten No Celíaca o SGNC) o Non Celiac Gluten Sensitivity en inglés se hace referencia a una reacción al gluten, excluyendo la enfermedad celíaca y la alergia al trigo. [Felber et al. 2014 (Leitlinie Zöliakie), Sapone et al. 2012, Catassi et al. 2013]
Sensibilidad al Gluten No Celíaca (SGNC) y probióticos
Todavía no existen estudios prácticos relevantes específicos sobre la influencia de la microbiota en la patogénesis de esta nueva enfermedad. A diferencia de la enfermedad celíaca, en la SGNC se presume una reacción inmunitaria congénita, desencadenada por los componentes del gluten, pero no se modifica la mucosa intestinal ni su permeabilidad. No obstante, existen indicios de una permeabilidad intestinal mayor en pacientes con síntomas neurológicos, como esquizofrenia o autismo y sospecha de SGNC.
Los estudios comentados anteriormente, indicaban que determinadas cepas bacterianas ayudan a la digestión de los péptidos de la gliadina. Por consiguiente, a priori los pacientes con SGNC posiblemente también podrían beneficiarse, como en el caso de la enfermedad celíaca, del consumo de probióticos como complemento a la terapia. Para proporcionar recomendaciones concretas, se necesitarán realizar aún más estudios. Para algunas enfermedades (por ejemplo, diarrea asociada con antibióticos, Síndrome del Colón Irritable, colitis ulcerosa, pouchitis) existen estudios que prueban una eficacia clínica relevante del uso de probióticos, pero los mecanismos implicados aún son en gran parte confusos. Por el momento existen pocos estudios sobre la conexión entre la enfermedad celíaca, la microbiota y el uso de probióticos en la terapia de esta. Dado que muchos de los efectos de los microorganismos probióticos son específicos de la cepa en cuestión, no se pueden aplicar automáticamente a otras cepas los conocimientos obtenidos con una cepa bacteriana determinada. Hay que seguir investigando los mecanismos de acción implicados. Como conclusión, se recomienda el uso probatorio de los alimentos probióticos por las numerosas experiencias positivas conocidas hasta el momento y la ausencia de efectos secundarios.
Los estudios comentados anteriormente, indicaban que determinadas cepas bacterianas ayudan a la digestión de los péptidos de la gliadina. Por consiguiente, a priori los pacientes con SGNC posiblemente también podrían beneficiarse, como en el caso de la enfermedad celíaca, del consumo de probióticos como complemento a la terapia. Para proporcionar recomendaciones concretas, se necesitarán realizar aún más estudios. Para algunas enfermedades (por ejemplo, diarrea asociada con antibióticos, Síndrome del Colón Irritable, colitis ulcerosa, pouchitis) existen estudios que prueban una eficacia clínica relevante del uso de probióticos, pero los mecanismos implicados aún son en gran parte confusos. Por el momento existen pocos estudios sobre la conexión entre la enfermedad celíaca, la microbiota y el uso de probióticos en la terapia de esta. Dado que muchos de los efectos de los microorganismos probióticos son específicos de la cepa en cuestión, no se pueden aplicar automáticamente a otras cepas los conocimientos obtenidos con una cepa bacteriana determinada. Hay que seguir investigando los mecanismos de acción implicados. Como conclusión, se recomienda el uso probatorio de los alimentos probióticos por las numerosas experiencias positivas conocidas hasta el momento y la ausencia de efectos secundarios.
INFO Probióticos
Los probióticos son microorganismos vivos que aportan un beneficio para la salud, si se ingieren en cantidad adecuada (FAO/WHO 2002). Se trata de tipos especiales de bacterias no patógenas, sobre todo lactobacilos y bifidobacterias, que son especialmente resistentes a los ácidos y que, por lo tanto, sobreviven en gran medida al pasar por el estómago y el intestino delgado. Los probióticos se administran en forma de medicamentos, complementos alimenticios y alimentos. Como ejemplo de este último grupo, se comercializan yogures, yogures líquidos y productos mezclados con leche, además de liofilizados, mueslis y alimentos para lactantes entre otros. Sin embargo, estos alimentos no pueden promocionarse con la denominación «probiótico» ni con la capacidad de tener un efecto sobre la salud siguiendo con la disposición de declaraciones nutricionales y de propiedades saludables actual (Health Claims, Reglamento de la UE N.º 432/2012 de la Comisión del 16 de mayo de 2012). No obstante, esto no excluye su eficacia.
Los beneficios de las bacterias probióticas se originan en que se asientan de forma transitoria en el intestino y producen ácidos orgánicos (por ejemplo, butirato), que disminuyen el valor del pH y se mantienen a distancia las bacterias patógenas. Además, algunas bacterias probióticas también refuerzan la barrera intestinal, por ejemplo, induciendo la generación de defensinas de células mucosas. Una barrera intestinal intacta garantiza que las sustancias nutritivas puedan atravesar la pared intestinal, pero las bacterias patógenas y las toxinas se mantengan a distancia.
Los beneficios de las bacterias probióticas se originan en que se asientan de forma transitoria en el intestino y producen ácidos orgánicos (por ejemplo, butirato), que disminuyen el valor del pH y se mantienen a distancia las bacterias patógenas. Además, algunas bacterias probióticas también refuerzan la barrera intestinal, por ejemplo, induciendo la generación de defensinas de células mucosas. Una barrera intestinal intacta garantiza que las sustancias nutritivas puedan atravesar la pared intestinal, pero las bacterias patógenas y las toxinas se mantengan a distancia.
INFO
Una empresa Española, también ha lanzado recientemente al mercado una leche en polvo que contiene un nuevo probiótico, denominado Bifidobacterium longum ES1 que aporta un mayor grado de protección a la mucosa intestinal del celíaco.
No es un tratamiento para erradicar la intolerancia del celíaco y en ningún caso debe considerarse como un sustituto de la dieta libre de gluten, pero sí va a proporcionar una mayor protección en el intestino de la persona celíaca ya que modifica favorablemente la composición de la flora intestinal reduciendo la concentración de bacterias negativas con mayor poder patogénico e inflamatorio detectadas en individuos celíacos.
No es un tratamiento para erradicar la intolerancia del celíaco y en ningún caso debe considerarse como un sustituto de la dieta libre de gluten, pero sí va a proporcionar una mayor protección en el intestino de la persona celíaca ya que modifica favorablemente la composición de la flora intestinal reduciendo la concentración de bacterias negativas con mayor poder patogénico e inflamatorio detectadas en individuos celíacos.
Recomendaciones para la elección y el uso de probióticos:
¡Elija correctamente! | Duración del consumo: |
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Los efectos son específicos de cada cepa | Suministro continuo durante al menos 4-8 semanas |
Número de gérmenes debe ser suficientemente alto, entre 10 (8) y 10 (9) UFC/día | Cambie de preparado o producto si no nota ningún efecto considerable tras 8 semanas de administración |
Preferiblemente productos que contengan bifidobacterias | |
Al inicio de la terapia: tómelos durante las comidas y evite otros productos que contengan prebióticos, como la inulina y la oligofructosa. En caso de que al mismo tiempo se presente una mala asimilación de los hidratos de carbono, también hay que evitar el consumo de lactosa y fructosa | |
Dosis inicial: empezar con ½ porción |
INFO Direcciones de Internet interesantes:
Investigación sobre la microbiota y la salud: www.gutmicrobiotaforhealth.com
Human Microbiome Project: www.hmpdacc.org
Human Microbiome Project: www.hmpdacc.org
Autor
DIPL. OEC. TROPH. UTE KÖRNER
Especialista en alergias alimentarias. Desde que finalizó sus estudios en nutrición, Ute Körner trabaja como terapeuta alimentaria, profesora universitaria y periodista especializada. Es ponente en conferencias especializadas, seminarios de perfeccionamiento y formaciones para médicos con especialización en alergias e intolerancias alimentarias. Además es escritora de libros especializados en el ámbito de la alergología y la gastroenterología.
DR. MAIKE GROENEVELD
está diplomada en nutrición y economía doméstica, y desde hace más de 20 años trabaja como utricionista, profesora universitaria y escritora especializada. Ofrece asesoramiento tanto a pacientes como a empresas sobre cuestiones relacionadas con la nutrición, y como escritora especializada escribe textos para Internet, libros, folletos y publicaciones especializadas.
Especialista en alergias alimentarias. Desde que finalizó sus estudios en nutrición, Ute Körner trabaja como terapeuta alimentaria, profesora universitaria y periodista especializada. Es ponente en conferencias especializadas, seminarios de perfeccionamiento y formaciones para médicos con especialización en alergias e intolerancias alimentarias. Además es escritora de libros especializados en el ámbito de la alergología y la gastroenterología.
DR. MAIKE GROENEVELD
está diplomada en nutrición y economía doméstica, y desde hace más de 20 años trabaja como utricionista, profesora universitaria y escritora especializada. Ofrece asesoramiento tanto a pacientes como a empresas sobre cuestiones relacionadas con la nutrición, y como escritora especializada escribe textos para Internet, libros, folletos y publicaciones especializadas.
Referencias
- Binns N: Probiotics, prebiotics and the gut microbiota. ILSI Europe Concise Monograph Series 2013.
- Bischoff, SC (Hrsg.): Probiotika, Präbiotika und Synbiotika. Georg Thieme Verlag, Stuttgart, 2009.
- Bischoff SC, Köchling C: Pro- und Präbiotika. Akt Ernährungsmed 37, 287-306, 2012.
- Bischoff SC, Barbara G et al.: Intestinal permeability – a new target for disease prevention and therapy. BMC Gastroenterology 14: 189, 2014. doi: 10.1186/s12876-014-0189-7.
- Blaut M: Interaktion von Ballaststoffen und Mikrobiota. Aktuel Ernahrungsmed 40, 43–49, 2015.
- Catassi C, Bai JC, Bonaz B et al.: Non-celiac gluten sensitivity: The new frontier of gluten related disorders. Nutrients. 2013, 5, 3839-3853; doi:10.3390/nu5103839.
- Catassi C, Elli L …. : How the diagnosis of non celiac gluten sensitivity …. In Vorbereitung 2015.
- Charisius H, Friebe R: Bund fürs Leben. Warum Bakterien unsere Freunde sind. Carl Hanser Verlag München, 2014.
- De Angelis, M, Rizzelo C. G., Fassano A et al: VSL#3 probiotic preparation has the capacity to hydrolyze gliadin polypeptides responsible for celiac sprue. Biochim. Biophys. Acta. 2006; 1762: 80-93.
- Drago S, El Asmar R, Di Pierro M et al.: Gliadin, zonulin and gut permeability: Effects on celiac and non-celiac intestinal mucosa and intestinal cell lines. Scan J Gastroenterol. 2006; 41: 408–419.
- Fasano A: Physiological, pathological, and therapeutic implications of zonulin-mediated intestinal barrier modulation: living life on the edge of the wall. Am J Pathol. 2008: 137: 1243–1252.
- FAO/WHO: Probiotics in food. Health and nutritional properties and guidelines for evaluation. FAO Food and nutrition paper 85, 2002.
- Felber J, Aust D, Baas S et al.: S2k-Leitlinie Zöliakie. 2014. URL: www.awmf.org/leitlinien.
- Körner U, Schareina A: Nahrungsmittelallergien und -unverträglichkeiten in Diagnostik, Therapie und Beratung. 2. überarb. u. erw. Auflage. 2015 (in Vorbereitung).
- Meddings J: The significance oft the gut barrier disease. Gut. 2008: 57: 438–440.
- Moraes L. F. de Sousa, Grzeskowiak L.M. et al: Intestinal Microbiota and Probiotics in Celiac Disease. Clinical Microbiology Reviews 2014; 27: 482-489.
- Sapone A, Lammers KM, Casolaro V et al.: Divergence of gut permeability and mucosal immune gene expression in two gluten-associated conditions: celiac disease and gluten sensitivity. BMC Medicine. 2011, 9:23 (9 March 2011).
- Sapone A, Bai J, Ciacci C: Spectrum of gluten-related disorders: consensus on new nomenclature and classification. BMC Medicine. 2012, 10:13 (7 February 2012).
- Schuppan D, Zimmer KP: Diagnostik und Therapie der Zöliakie. Deutsches Ärzteblatt 2013; 110: 835-846.
www.drschaer-institute.com