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Enfermedad celíaca y riesgo cardiovascular: ¡atención!

Un reciente estudio (diciembre de 2017) sugiere que se necesita prestar más atención a los indicios preclínicos de la aterosclerosis en los sujetos celíacos para prevenir enfermedades cardiovasculares.
Investigadores italianos han descrito el vínculo entre la enfermedad celíaca (EC), la aceleración de los procesos ateroscleróticos y el riesgo cardiovascular. El estudio fue publicado en la European Review for Medical and Pharmacological Sciences y está firmado por L Santoro y sus colegas de los Departamentos de Medicina Interna y de emergencias en Geriatría, Neurociencia y Ortopedia de la Università Cattolica del Sacro Cuore, de Roma.
 
Los autores realizaron una investigación sistemática a través de los principales motores de búsqueda especializados, identificando varios estudios que permitieron observar en los sujetos celíacos parámetros clínicos que pueden conducir a una aceleración del proceso aterosclerótico, como el aumento del grosor carotídeo, la disfunción endotelial y el aumento de la rigidez arterial. La investigación ha puesto en evidencia estudios recientes en los que se registra un aumento de la predominancia de enfermedades cardiovasculares (angina de pecho e infarto agudo de miocardio) en pacientes con enfermedad celíaca (EC) con respecto a los controles. También se ha observado una mayor incidencia de la mortalidad por cardiopatía isquémica y, en menor medida por apoplegía cerebrovascular. Por último, se han observado otras enfermedades cardiovasculares no isquémicas asociadas a EC, como son la cardiomiopatía dilatativa, la fibrilación atrial y la miocarditis.
 
Entre los estudios que se han tenido en cuenta, destaca el estudio de cohortes basado en la población sueca, publicado en 2011 por Ludvigsson et al., en el que se observó un aumento del 19% del riesgo de cardiopatía isquémica (CI) en sujetos con EC. Este estudio permitió detectar asimismo un aumento del 28% del riesgo de CI en individuos con inflamación intestinal pero sin atrofia vellositaria y un aumento del 14% del riesgo de CI en sujetos con mucosa normal pero con serología positiva para EC. Sin embargo, en la enfermedad celíaca latente no había ninguna asociación con el infarto de miocárdio o con la muerte por CI, y solamente pudo observarse relación con la angina de pecho.
 
 
Los autores del estudio subrayan que la asociación entre la enfermedad celíaca y las enfermedades cardiovasculares parece estar ligada principalmente a la presencia de un modelo sistémico de inflamación y una activación inmunitaria extensiva. La presencia simultánea de factores de riesgo cardiovascular (CV) tradicionales, como la dislipidemia y la hipertensión, podrían justificar en estos sujetos un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, la existencia de otros factores de riesgo CV conocidos, como la carencia de vitamina B12 y de ácido fólico, que comporta altos niveles de homocisteína y estrés psicológico, podría explicar un aumento del riesgo de enfermedad isquémica.
 
Cabe considerar también -recuerdan los autores- que la malabsorción típica de los sujetos con enfermedad celíaca puede reducir la biodisponibilidad de nutrientes esenciales y de los fármacos utilizados para la prevención del riesgo CV. Un aspecto sorprendente que se observó en algunos estudios, es que las tasas de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular entre los pacientes celíacos que siguen una dieta libre de gluten, sin tener en cuenta los factores con potencial para proteger contra la enfermedad isquémica (bajos niveles de colesterol, disminución de la presión arterial y, potencialmente, menos fumadores), no son sustancialmente diferentes de las de la población general.
En cambio, hasta ahora los estudios no han mostrado datos significativos sobre la asociación entre la EC y un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares. Entre las principales asociaciones entre la enfermedad celíaca y otras enfermedades cardiovasculares no isquémicas hay un estudio realizado sobre una base de datos nacional de Emilsson et al. en el que se observó una asociación positiva entre la EC y la fibrilación atrial, que determinaba en los pacientes con EC un 30% más de riesgo de tener un diagnóstico de fibrilación atrial  con respecto a población general. El estudio sugiere que la inflamación y los trastornos inmuno-mediados podrían aumentar el riesgo de fibrilación atrial.
 
Por último, Frustaci et al. han demostrado la presencia de enfermedad inflamatoria intestinal en el 4,4% de una amplia población de pacientes con miocarditis, con una predominancia 14 veces superior respecto de los sujetos de control. En 9 pacientes se documentó una combinación de atrofia vellositaria con infiltración linfocitaria en la mucosa del intestino delgado. En estos pacientes la manifestación clínica de miocarditis representada por insuficiencia cardíaca mejoró considerablemente después de una combinación de dieta sin gluten con terapia inmunosupresora.
 
Los autores concluyen que “las recomendaciones sobre la gestión de los pacientes con enfermedad celíaca deberían incluir una evaluación del riesgo CV más detallada de lo que es habitual en la práctica corriente, con el fin de analizar y tratar los factores de riesgo CV modificables en estos pacientes. Se sugiere recurrir a técnicas instrumentales para detectar la aterosclerosis en la etapa subclínica, con parámetros como el grosor carotídeo, la disfunción endotelial y el aumento de la rigidez arterial, con el propósito de prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares de naturaleza aterosclerótica en estos pacientes. Una vez más, cabe destacar la importancia de la dieta sin gluten, que parece anular las alteraciones observadas, pudiendo incluso llegar a reducir el riesgo CV.
 
 
www.drschaer-institute.com