Aplicaciones clínicas de terapias dietéticas para el Síndrome del Intestino Irritable (SII)
Rej A, Avery A, Ford AC et al. J Gastrointestinal Liver Disease. 2018; 27 (3): 307-316
Durante el transcurso de la última década, el interés por la importancia de las terapias dietéticas en el SII ha vuelto a cobrar fuerza. Tanto la Asociación Británica de Dietética (BDA) como el instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) recomiendan llevar una dieta y un estilo de vida saludables como primera medida en el SII.
Durante el transcurso de la última década, el interés por la importancia de las terapias dietéticas en el SII ha vuelto a cobrar fuerza. Tanto la Asociación Británica de Dietética (BDA) como el instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica (NICE) recomiendan llevar una dieta y un estilo de vida saludables como primera medida en el SII.
De hecho, estudios recientes se han centrado en el papel de una dieta baja en oligo-, di-, y monosacáridos fermentables y polioles fermentables (FODMAP) (publicación del primer estudio en 2006); la dieta sin trigo (DST) (publicación del primer estudio en 2012); y la dieta gluten (DSG) (primer estudio 2001) para el alivio de los síntomas del SII. No obstante, aún existen muchos interrogantes sobre las aplicaciones de estas terapias dietéticas en este campo.
Este artículo de revisión, está basado en una mesa redonda con gastroenterólogos y dietistas con un interés especial en las terapias dietéticas realizada en mayo de 2017. Apunta a proveer una guía práctica para los profesionales de la salud, con el fin de implementar estas estrategias dietéticas en el SII.
- Terapias dietéticas de primera línea
- La dieta baja en FODMAP
Aún quedan muchas preguntas por responder. Todavía no se ha esclarecido de qué forma se compara una dieta baja en FODMAP con otras terapias dietéticas, puesto que existen muy pocos ensayos de comparación directa. Además, la mayor parte de la investigación se ha centrado en las conclusiones a corto plazo y no se cuenta con información sobre los efectos a largo plazo. Los datos que existen muestran que la adherencia a la dieta baja en FODMAP parece ser buena, con un estudio observacional prospectivo que muestra un 75 % de adherencia a una dieta adaptada baja en FODMAP después de una mediana de seguimiento de 16 meses, con un 70 % de pacientes satisfechos con la mejoría de los síntomas. Se han identificado una serie de riesgos potenciales de una dieta baja en FODMAP, los que incluyen la adecuación nutricional y el efecto de la dieta en la microbiota intestinal.
- La Dieta Sin Trigo (DST)
En un estudio prospectivo que involucró a 200 participantes del estudio original de 920 sujetos, donde un 74 % aún mantenían una DST estricta en el seguimiento (mediana de seguimiento de 99 meses). El 10 % de estos evitaba estrictamente el trigo, pero consumía otros alimentos que contenían gluten, como la cebada y el centeno, mientras que el otro 64 % lo hacía con una DGA estricta. De los 22 pacientes que consintieron el control, 20 aún presentaban una reacción al trigo, lo que sugiere que la sensibilidad al trigo es persistente. En la actualidad, no existen suficientes pruebas respecto a los riesgos de una DST. Puesto que quienes mantienen una dieta DST tienden, por lo general, a comenzar una DSG, se podría inferir una interferencia en cuanto a que los riesgos son similares a los de una DSG, punto que se discutirá en la siguiente sección.
- La Dieta Sin Gluten (DSG)
En otros estudios, después del comienzo de una DSG, se constató un bajo control de los síntomas estadísticamente significativos después de la reintroducción del gluten frente al placebo, demostrando que los pacientes tienen una mayor tendencia a ser sensibles al gluten. Existen una serie de riesgos al seguir una DSG, incluyendo las preocupaciones relativas a la idoneidad nutricional de la DSG y el efecto en la microbiota intestinal. Además, los costos asociados a esta dieta también pueden representar un problema potencial.
En resumen, las evidencias hasta la fecha indican que no existe una única dieta efectiva para todos los pacientes con SII, lo que refuerza la heterogeneidad subyacente de esta afección. De hecho, aún existen interrogantes sobre el agente causal que desencadena los síntomas del SII, e independientemente del mecanismo, parece no haber una evidencia constante del uso de estas dietas en la práctica clínica. Estas terapias dietéticas deben ser aconsejadas y seguidas por un dietista-nutricionista especializado en SII. El proceso de toma de decisiones para el uso de cada dieta debe ser realizado junto con un registro detallado por parte de un dietista- nutricionista y, además, con la participación del paciente.
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