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Dr. Schär Institute
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El papel de la microbiota en la aparición y la terapia de la enfermedad celíaca

Dr. Schär Institute Microbioma intestinal Intolerancia al gluten
La importancia de la microbiota intestinal y el papel de los probióticos está bien documentado en algunos escenarios y condiciones clínicas, como en la diarrea asociada a antibióticos o en el síndrome del intestino irritable. Sin embargo, en la actualidad hay pocos estudios sobre la relación entre la enfermedad celíaca y la microbiota. Este artículo busca resumir el estado actual en función de los conocimientos en esta área específica.
El hombre no es un ser vivo individual, sino que vive en comunidad con billones de bacterias y otros microorganismos. Las zonas más densamente pobladas del tracto gastrointestinal cuentan con aproximadamente 100 billones (10^14) de microorganismos, que en su totalidad se denominan microbiota intestinal (también conocida como flora intestinal). La cantidad de células microbianas del intestino es diez veces mayor que la cantidad de células del organismo humano y puesto que Está disponen de 150 veces más genes que el cuerpo humano, tienen una actividad metabólica enorme. Sus metabolitos y mensajeros químicos están muy estrechamente relacionados con las células del organismo, tanto dentro como fuera del tracto gastrointestinal. Respaldan funciones digestivas, ayudan en la defensa frente a microorganismos patógenos y contribuyen al desarrollo y la conservación del sistema inmunitario y la barrera intestinal. La barrera intestinal es un sistema complejo, que separa la luz intestinal del interior del cuerpo, y que está compuesta por los siguientes elementos:
  • Mecánicos: células epiteliales con uniones estrechas y mucosidad
  • Humorales: defensina, inmunoglobulina y citocina
  • Células inmunitarias: células inmunitarias específicas y no específicas
  • Células musculares
  • Células nerviosas

La microbiota intestinal está implicada en los procesos metabólicos y puede modular la función de barrera. Para que la barrera intestinal funcione correctamente, es importante que además de una microbiota equilibrada, también esté regulado el pasaje paracelular a través de las uniones estrechas.

Gracias al uso de métodos de análisis de biología molecular, los científicos han realizado grandes avances en la investigación de la microbiota en los últimos años. Los 1000 tipos de bacterias existentes en el intestino pueden clasificarse en un total de seis subgrupos distintos. Casi el 90% de las bacterias del intestino pertenecen a los grupos de los firmicutes y los bacteroidetes, y el resto se reparte entre las actinobacterias, las proteobacterias, los verrucomicrobios y las fusobacterias. La parte de los microorganismos que existen en cualquier intestino humano, se conoce como microbioma núcleo. Asimismo, todos los hombres cuentan con una parte variable, constituida por su propia microbiota. En la composición y la actividad de la microbiota influyen, entre otros aspectos, el tipo de nacimiento (vaginal o por cesárea), los genes, la edad y el estilo de vida. También hay que tener en cuenta la toma de medicamentos (como los antibióticos) y la alimentación, ya que la cantidad y el tipo de fibra vegetal y la cantidad de alimentos fermentados de la dieta, juegan un papel importante.

Estudios recientes confirman que la composición de la microbiota tiene un papel importante para el mantenimiento de la salud, puesto que los distintos tipos de bacterias pueden tener efectos tanto protectores como dañinos. Por ejemplo, determinadas bacterias patógenas pueden provocar procesos inflamatorios locales, debilitar la barrera intestinal y aumentar la porosidad, también para el gluten.

Enfermedad celíaca y microbiota

Como sabemos, el gluten no se asimila por completo debido a la falta de peptidasas en el intestino humano y como consecuencia, los péptidos del gluten se absorben a través de la mucosa del intestino delgado. Cada vez son más los indicios que señalan que una permeabilidad intestinal modificada a través de una mayor porosidad de las uniones estrechas representa un factor importante en la aparición de la enfermedad celíaca. Como consecuencia, los oligopéptidos restantes llegan con mayor facilidad a la lámina propia y pueden provocar los procesos inflamatorios típicos de la enfermedad celíaca.

Aún no se ha determinado si la alteración de la barrera intestinal es la principal causa o la consecuencia de la enfermedad celíaca. Sin embargo, se ha podido demostrar en pacientes celíacos que la gliadina es un fuerte estímulo para la liberación de zonulina, y que esta proteína es la responsable de aumentar la permeabilidad del intestino, favoreciendo la absorción de macromoléculas a través de las uniones estrechas.

Por otro lado, hay indicios de que las variaciones de la microbiota intestinal pueden comportar una mayor permeabilidad del intestino, por lo que estos microorganismos podrían estar implicados en la aparición de la enfermedad celíaca y otras enfermedades alérgicas.

No obstante, hasta la fecha existen muy pocos estudios sobre el papel de la microbiota en la patofisiología de la enfermedad celíaca. Se presume que las bacterias Gram negativas podrían estar implicadas en la pérdida de la tolerancia al gluten en los pacientes con predisposición genética. Estudios comparativos entre niños con enfermedad celíaca y grupos de control sanos han revelado que el primer grupo presentaba una cantidad reducida de lactobacilos y bifidobacterias. No obstante, no está claro si la microbiota modificada es causa o consecuencia de la enfermedad celíaca en los sujetos afectados. En las biopsias del duodeno se detectó que los niños sin tratamiento para la enfermedad celíaca, presentaban cepas bacterianas Gram negativas con más frecuencia que los niños tratados y los grupos de control sanos, lo que apunta a la variación de la microbiota como consecuencia de esta enfermedad en vez de como causa.

Enfermedad celíaca y probióticos

Actualmente, la única terapia existente para los pacientes celíacos es una dieta sin gluten (GFD) estricta durante toda la vida, en la cual también deben evitarse las trazas de esta proteína. Para muchos de los afectados es especialmente difícil seguir esta dieta a largo plazo, sobre todo si no va acompañada de un asesoramiento nutricional por un experto. A pesar de las molestias y el riesgo de complicaciones y efectos secundarios (como tumores malignos o celiaquía refractaria), entre el 30% y el 50% de los afectados no siguen la dieta sin gluten adecuadamente. Los siguientes estudios demuestran que el empleo de probióticos puede representar un complemento muy prometedor cuando se sospecha que no se está llevando bien la dieta sin gluten:
 
  • De Angelis y colaboradores, estudiaron en 2006 el preparado combinado VSL#3, que contiene ocho cepas probióticas distintas (principalmente bifidobacterias y lactobacilos). Pudieron probar que la combinación de estas cepas probióticas y los péptidos de la gliadina, podían dividirse mucho mejor que cepas aisladas y otros productos estudiados disponibles comercialmente. Es decir, que los péptidos de la gliadina se digieren más fácilmente con la ayuda de este preparado combinado a base de probióticos.
  • El grupo de trabajo de De Palma (2010) consiguió reducir la secreción de interleucina 12 e interferón gamma (citocina inflamatoria) in vitro en células mononucleares de sangre periférica (PBMC*) bajo la influencia del gluten con determinadas bifidobacterias. Esta observación indicó que existía un efecto antiinflamatorio de las bifidobacterias estudiadas.
  • Lindfors y colaboradores, (2008) demostraron que la cepa bacteriana B. lactispuede evitar el efecto tóxico de la gliadina del trigo en cultivos de células epiteliales en una dosis de 106 y 107 UFC**/ml, pero no de 105 UFC/ml.
  • En el modelo con ratones de D'Arienzo y colaboradores (2011), un producto lácteo con la cepa L. casei ATCC 9595 (Actimel) mejoró la función de la barrera intestinal y evitaba el paso de gliadina en la lámina propia.





          * PBMC: del inglés, Peripheral Blood Mononuclear Cell
          ** UFC: unidades formadoras de colonias

Sensibilidad al Gluten No Celíaca (SGNC) y probióticos

Todavía no existen estudios prácticos relevantes específicos sobre la influencia de la microbiota en la patogénesis de esta nueva enfermedad. A diferencia de la enfermedad celíaca, en la SGNC se presume una reacción inmunitaria congénita, desencadenada por los componentes del gluten, pero no se modifica la mucosa intestinal ni su permeabilidad. No obstante, existen indicios de una permeabilidad intestinal mayor en pacientes con síntomas neurológicos, como esquizofrenia o autismo y sospecha de SGNC.

Los estudios comentados anteriormente, indicaban que determinadas cepas bacterianas ayudan a la digestión de los péptidos de la gliadina. Por consiguiente, a priori los pacientes con SGNC posiblemente también podrían beneficiarse, como en el caso de la enfermedad celíaca, del consumo de probióticos como complemento a la terapia. Para proporcionar recomendaciones concretas, se necesitarán realizar aún más estudios. Para algunas enfermedades (por ejemplo, diarrea asociada con antibióticos, Síndrome del Colón Irritable, colitis ulcerosa, pouchitis) existen estudios que prueban una eficacia clínica relevante del uso de probióticos, pero los mecanismos implicados aún son en gran parte confusos. Por el momento existen pocos estudios sobre la conexión entre la enfermedad celíaca, la microbiota y el uso de probióticos en la terapia de esta. Dado que muchos de los efectos de los microorganismos probióticos son específicos de la cepa en cuestión, no se pueden aplicar automáticamente a otras cepas los conocimientos obtenidos con una cepa bacteriana determinada. Hay que seguir investigando los mecanismos de acción implicados. Como conclusión, se recomienda el uso probatorio de los alimentos probióticos por las numerosas experiencias positivas conocidas hasta el momento y la ausencia de efectos secundarios.

Recomendaciones para la elección y el uso de probióticos:

¡Elija correctamente! Duración del consumo:
Los efectos son específicos de cada cepa Suministro continuo durante al menos 4-8 semanas
Número de gérmenes debe ser suficientemente alto, entre 10 (8) y 10 (9) UFC/día Cambie de preparado o producto si no nota ningún efecto considerable tras 8 semanas de administración
Preferiblemente productos que contengan bifidobacterias  
Al inicio de la terapia: tómelos durante las comidas y evite otros productos que contengan prebióticos, como la inulina y la oligofructosa. En caso de que al mismo tiempo se presente una mala asimilación de los hidratos de carbono, también hay que evitar el consumo de lactosa y fructosa  
Dosis inicial: empezar con ½ porción  
Autor
DIPL. OEC. TROPH. UTE KÖRNER
Especialista en alergias alimentarias. Desde que finalizó sus estudios en nutrición, Ute Körner trabaja como terapeuta alimentaria, profesora universitaria y periodista especializada. Es ponente en conferencias especializadas, seminarios de perfeccionamiento y formaciones para médicos con especialización en alergias e intolerancias alimentarias. Además es escritora de libros especializados en el ámbito de la alergología y la gastroenterología.

DR. MAIKE GROENEVELD
está diplomada en nutrición y economía doméstica, y desde hace más de 20 años trabaja como utricionista, profesora universitaria y escritora especializada. Ofrece asesoramiento tanto a pacientes como a empresas sobre cuestiones relacionadas con la nutrición, y como escritora especializada escribe textos para Internet, libros, folletos y publicaciones especializadas.
Referencias
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www.drschaer-institute.com